En este artículo queríamos concluir nuestra serie dedicada a los monólogos y a la improvisación como herramientas de apoyo y aprendizaje de cara a ser mejores actores y actrices. Por ello, no hay mejor forma de hacerlo que con un caso de éxito. Y es que uno de nuestros monólogos originales que escribimos para el actor Unai Liarte… ¡ha alcanzado cientos de miles de visitas en redes sociales!
Los números hablan por sí mismos: 82.600 visitas en Instagram (+ 4.500 likes) y más de 100.000 visitas en Tiktok. Un gran resultado para un gran trabajo por parte de Unai y del equipo involucrado, en el que cabe destacar la labor de caracterización de Nadia Vilaplana.
Práctica de monólogos
Recuerda que los monólogos te servirán para ejercitar la memorización, analizar el relato, estudiar a los personajes y preparar las audiciones. Trabajar este tipo de formato requiere de explorar, improvisar, disociar y combinar acciones físicas con una declamación clara y emotiva. En este sentido, cuando practiques un monólogo debes repasar y analizar, dividirlo en secciones narrativas y conocer cuáles son las intenciones que los autores quieren plasmar a través de tu actuación. Deberás saber dónde sucede la acción, quién eres, cómo te encuentras y quién está contigo.
Monólogo Sin dormir
Desde AF Audiovisual te ofrecemos este monólogo como recurso para tu entrenamiento actoral. Su género es el terror y su sinopsis es la siguiente:
Una noche, Amanda recibe la llamada de su amigo Iván. Hace casi un año que no sabe nada de él, y siente un gran alivio al escuchar su voz. Sin embargo, algo extraño parece sucederle, y Amanda decide visitarlo para descubrir el motivo por el que lleva desaparecido tanto tiempo... Un secreto para el que, quizá, no esté preparada.
En cuanto al vídeo, fue rodado durante el curso «Interpretación para cine» de la escuela de artes escénicas Totart en Valencia.
📕 Sin dormir
Si este monólogo original te ha gustado y quieres grabarlo, te adjuntamos el guion para que puedas trabajar con él:
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Ay, hola Amanda. Gracias por venir. Perdona que no me levante; pasa, pasa y siéntate.
¿Qué tal? Oye, ¿te importa que sea directo contigo? Necesito hacerte una pregunta.
Vale, pues ahí va. ¿Cuánto es lo máximo que has estado sin dormir?
Claro, un día y pico, normal… Lo que responde casi todo el mundo. Una noche de fiesta que se alarga, porque lo estabas pasando bien. Cuánto me alegro. De verdad, cuánto me alegro por ti. Muy bien. ¿Eh? ¿Yo? ¿A qué te refieres? Ah, ¿qué cuánto he estado yo sin dormir? Pues… llevo seis meses. Más de ciento ochenta días. Oye. Oye, esa cara que has puesto no me ha gustado. ¿Por qué no me crees? Mírame, ¡mírame bien! ¿Qué no se nota?
Joder, pues claro que algo me pasa. ¡Que no he dormido en medio año! Que sí, Amanda. ¡Que sí! Necesito que me creas. Por favor. ¿Vale? ¿Seguro? Bu… bueno, está bien, está bien. Sí, mis padres claro que lo saben. Y mi hermana. Ellos están igual. Deambulan por aquí por casa como locos, hablando entre dientes y preguntándose lo mismo que yo. ¿Por qué recibimos aquella nota en la puerta? Con este símbolo tan extraño. ¿Qué habíamos hecho para recibirlo? A partir de entonces, todo empezó. El picor bajo los párpados cuando cerramos los ojos. El eterno mareo por el cansancio que acumulamos… Es horrible. Asqueroso. No te lo imaginas, Amanda. No sabes la angustia que sentimos. Solución, ¿qué solución? Lo hemos probado todo, alcohol, pastillas, hasta golpearnos para dejarnos inconscientes. Y nada. ¡Te lo juro! Nos caemos al suelo, doloridos y sollozando, pero con los ojos abiertos como platos.
¿Sabes? Papá casi se suicida hace un mes, pero al final se arrepintió. Soltó la cuchilla cuando iba por la mitad del primer corte y no veas cómo puso el baño… Cuánta sangre. Uf… Me mareé y caí de espaldas, pero seguí despierto y con la ropa teñida de rojo. No sé, Amanda. ¿A ti se te ocurre algo? ¿Nada? ¿Seguro?
No digas eso, por favor. Sé que te lo tendría que haber contado antes. Es verdad. Pero es que no sabíamos nada, ni siquiera cómo enfrentarnos a esta situación sin hacernos daño o volvernos más locos de lo que ya estamos. Hasta ayer. Estábamos cenando cuando llamaron a la puerta. Al abrir, no había nadie. Solo una nota en el suelo. Me agaché, y así pude leer lo que ponía. Tenía el mismo símbolo que la anterior, pero esta vez decía: “pásalo”. Pásalo, pásalo… al principio no entendí nada, pero luego lo vi claro. Por eso te llamé.
No, no. No te asustes, Amanda, por favor. Quieta. ¡Quieta! ¡Será mejor! ¡No! ¡Papá, cógela! ¡Cogedla! Eso es. Así. Shhh… shhh… Es solo un momento. Abre la boca. ¡Que la abras! Perfecto. Espero que anoche tuvieras un lindo sueño… porque me da que será el último en mucho, mucho tiempo.
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Recuerda que es importante buscar nuevas formas de mejorar en aquellas áreas en las que no tengas tantas habilidades. No dejes de leer y de estudiar; inspírate en grandes referentes dentro de la industria, entra dentro del personaje que estés interpretando, ten confianza en ti mismo y, sobre todo, disfruta de lo que haces.
Nosotras, desde AF Audiovisual, podemos ayudarte en tu crecimiento dentro del mundo actoral a través de la creación de videos para tu marca personal, Videobooks o la grabación de monólogos para audiciones como herramienta de marketing que te prepararán y abrirán puertas en la industria del cine.
Solo tienes que escribirnos a info@afaudiovisual.com y nos pondremos manos a la obra.
Esperamos que este contenido te ayude para seguir creciendo en tu carrera profesional.
Te leemos en comentarios.